Momia

01/Feb/2011

El País, Gerardo Sotelo

Momia

1-2-2011
GERARDO SOTELO
El presidente egipcio Hosni Mubarak asumió el poder en 1981, el mismo año que Gregorio Álvarez, pero se ha momificado en el cargo durante tres décadas no por su compromiso con la democracia y la libertad sino por el apoyo de Estados Unidos. Mubarak continuó la política de paz con Israel de su antecesor, Anwar el Sadat, y se convirtió en factor de estabilidad y moderación en la Liga Árabe. El rais egipcio mantuvo intacto el régimen militar iniciado en 1952 por Gamal Abdel Nasser, el mismo que Washington aconseja someter a una “transición moderada”. Pero ¿una transición hacia qué?
El ex jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica y Premio Nobel de la paz, Mohamed el Baradei, surge como el líder de quienes pretenden convertir a Egipto en una democracia liberal pero son los Hermanos Musulmanes, quienes están en mejores condiciones de entusiasmar a los trabajadores y campesinos.
La Hermandad fue fundada en 1928 por Hasan al-Banna para transformar a la sociedad egipcia “por medio del Corán”. Tras ser amparada por Sadat con el objetivo de desprenderse de sus antiguos socios de izquierda, que le recriminaban su acercamiento a Estados Unidos, los Hermanos Musulmanes terminaron por convertirse en la única organización egipcia de oposición al gobierno.
Aunque algunos analistas señalan que ya no sería una organización extremista, su ascenso al poder complica la estrategia estadounidense contra la jihad islámica y amenaza los acuerdos de paz entre Egipto e Israel. No es de extrañar que, mientras el gobierno israelí guarda silencio sobre la situación política de su viejo aliado, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen, le hizo llegar todo su apoyo. Mazen sospecha con razón que la eventual llegada al poder de los Hermanos Musulmanes va a significar un fortalecimiento de Hamas, ya no sólo en la Franja de Gaza sino en todo el territorio palestino y el resto del mundo árabe.
¿Es posible pensar en un régimen teocrático y fundamentalista en Egipto? Taha Hussein, escritor y Premio Derechos Humanos de las Naciones Unidas fallecido en 1973, afirmaba que el espíritu egipcio estaba conformado tanto por la herencia del antiguo Egipto, como por la civilización árabe y el pensamiento griego; por eso abogaba por una educación popular basada en “cierta armonía” entre estos tres elementos. “Griegos, romanos, judíos y fenicios en tiempos remotos; árabes, turcos y cruzados en la Edad Media; Europa y América en la era moderna”, para el sabio egipcio la cultura occidental ha tenido siempre una gran influencia sobre la vida egipcia como resultado de sus contactos con los pueblos de Oriente y Occidente. De ser así, esta singularidad de la cultura egipcia iría más allá de la crisis de un régimen surgido hace medio siglo en medio de demandas nacionalistas y Guerra Fría, y podría favorecer la aparición de un gobierno democrático, secular y tolerante. En estas horas críticas, los egipcios harían bien en tener presente a Taha Hussein.